Era una noche oscura.
Dos enamorados se buscaban sin hallarse y no encontraban consuelo.
Sus miradas furtivas miraban a todos los lados, mas nada, ni al amado ni a la amada encontraban.
Casi sin aire, sofocados, a punto de abandonar, él lo vio. Allí estaba en su fina mano un anillo que resplandecía como el que más. El siguió sus destellos, la mano de ella hacía finísimos movimientos, todos ellos encantadores y el brillo de swarovski le cegaba.
Hasta que por fin consiguió aferrarse a la mano de su amada, ambos se miraron las manos y él señalándole el anillo le dijo:
- Esto es el arte del amor.
Y se unieron en un lindo beso.